Alguien preguntó en un grupo cómo saber si lo que uno hace lo convierte a uno en chamán a los ojos de los demás. Es interesante porque alude a lo esencial: ¿qué es un chamán?
Respondí con siete afirmaciones:

Ser chamán es ver al Águila detrás de las águilas

1) A ningún chamán le interesa que lo llamen chamán.
2) a quienes estudian el chamanismo les interesa definir cierto marco conceptual dentro del cual ciertas prácticas tradicionales pueden ser consideradas chamánicas.
3) lo que tú haces puede considerarse práctica chamánica sólo si se sostiene en una cosmovisión y un sistema coherente de presupuestos.
4) el interés del chamán no está puesto en lo que hace, sino en las operaciones y maniobras que ocurren en una realidad paralela a la cotidiana. El que no sabe, solo se queda con las formas y las apariencias.
5) el propósito del chamán es una revolución interior que le confiere libertad de los parámetros que definen la experiencia humana social común.
6) lograr esa revolución interior sólo es posible mediante proezas de la atención y usos muy sofisticados de la energía.
7) hay muchos chamanismos pero si se comprenden las premisas solo hay un chamanismo.
Ahora se entiende por qué no se puede aprender de cualquiera y por qué afirmo que todos los que conozco dando cursos son charlatanes o almas “bienintencionadas” que creen que todo es lo mismo?

Nuestro curso en Sanación Chamánica, aquí.

Diego Galo Ulloa
1 de enero de 2019